Al principio pensaba que otro curso más no iba a cambiar nada. Llevaba años gastando sin control y acumulando deudas. Pero aquí me enseñaron algo diferente: a entender de verdad hacia dónde va mi dinero.
No fueron trucos mágicos ni fórmulas complicadas. Simplemente aprendí a hacer un seguimiento real de mis gastos y a planificar compras importantes. En tres meses conseguí ahorrar para unas vacaciones que llevaba dos años posponiendo.
Lo mejor es que ahora tengo una perspectiva completamente diferente sobre el dinero. Ya no es algo que me estresa, sino una herramienta que puedo manejar con confianza.